miércoles, 28 de julio de 2010

Seres anónimos

Ojala fuéramos verdaderos seres anónimos. Personas que nunca se vieron la cara y que son felices ante tal descarada ignorancia. Así nunca hubiera llegado nuestra noche, no hubiéramos empezado el guión de nuestra maltrecha historia.
Hoy no pensaría en ti con visceral odio, ni tú sentirías en mi cabeza tal amarga indiferencia por mí. No habría nada, salvo el hormigueo del que sabe que algo se pierde, perfectamente combatible, respirable, no como este oxígeno contaminado que me das.
No tendría las náuseas que vomitan mi alma por perder un compañero para toda la vida, el amigo que nunca pierdes, ni cuatro días. Yo eso no lo tengo. Eso no me lo van a dar el tiempo ni la distancia, porque, aunque ahora te empeñes en encasillarme en ese descuidado grupo, nunca fuimos seres anónimos.

No hay comentarios: