viernes, 16 de julio de 2010

Platón

No sabe Platón que ella ya se fijó en él en su momento, que vio una mariposa donde todavía había un gusano de seda. Sus encuentros fortuitos puede que no calaran en ella cuando él más lo deseaba, pero no pasaron inadvertidos.

Y así, entre holas y adioses, llegó el día en que su musa le robó un beso. El joven Platón se vio desbordado al comprobar que su diosa era de carne, hueso y sexo y se alejó para desearla en la distancia y mantenerla en el altar de las musas, de donde nunca debió haber salido.

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