miércoles, 16 de enero de 2008

FÁTIGA

Con la espalda doblada y los pies hichados como una octogenaria camina deprisa hacia el autobús, envuelta en una bufanda que tapa sus orejas, su nariz, su boca y sus quejas. Pinchazos en sendos gemelos y una sombra debajo de sus ojos, mejor no encontrar a nadie en el asiento de al lado y evitar la que viene siendo la conversación del momento: "Cansada, de exámenes, a ver si acabo..".
Su mirada es roja, aquejada de las horas que ha pasado ante la pantalla. Se le emborrona el horizonte y pestañea continuamente para evitar que las lentillas escapen después de llevar tantas horas despiertas. Fátima se siente fatigada, no ve el momento de dormir y por eso los párpados le juegan una mala pasada en el autobús... Casi se pasa de parada.
En su cabeza hay un continuo ronroneo, un latir de sus arterias que intenta gritar entre tanto pensamiento planificador: "Llego a casa, miro a ver si me han contestado al correo que envié, ceno y después estudio un poco. ¿Y mañana? Mañana a clase, como y echo otra hora a la biblioteca, después corriendo al trabajo...". El bocata que tomó en el metro mientras se dirigía al trabajo se le repite, y eso que era poca cosa. Ahora se muere de hambre, pero no sabe si el sueño será el vencedor de la noche.

domingo, 13 de enero de 2008

Todavía no está

Ya está otra vez el reloj, marcha que te marcha, al igual que mis ansias restan los días que pasan. Ya se acerca otra vez el momento, ese que tanto espero y para el que pido que se detenga el tiempo. Ya se escuchan los ruidos del motor, aquellos que poco a poco hacen desaparecer el dolor. Y también están los días del calendario, que se hacen largos para que mi boli no tenga tinta con que tacharlos.