martes, 20 de julio de 2010

Masoquismo

Los seres vivos, los vividores vividos por haber y por vivir, somos masocas. Yo misma. O si no queremos burros delante, cualquiera de mis amigos. Sentimos una extraña necesidad de seguir a los que picotean de nosotros. Como en un buffet, un poquito por aquí, otro poquito por allá, hoy me apetece tarta, mañana no...
Nos condenamos a revivir una y otra vez nuestros momentos espinosos. ¿Qué pasó? ¿Qué hizo él? ¿Qué no dijo ella? ¿Qué he hecho mal? Y así, una y otra vez, hasta que se nos repite el ajo de los recuerdos.
Además de esta recreación mental del dolor, la tecnología aporta a nuestras vidas más sal para el deleite victimista: 160 caracteres para explicarlo todo. La síntesis. La maldita síntesis que desemboca en un mensaje insulso. Lo enviamos. ¿Y luego qué? La espera, el reloj que corre y el análisis posterior a cada una de esas letras que no fueron comprendidas ni bien compuestas.

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