jueves, 20 de julio de 2006

NOCHE ETERNA; UN SEGUNDO

Al filo del barranco, con el fuego a las espaldas, sube la temperatura, el pulso se acelera… Los ojos miran algo que no entienden, la boca se descoloca buscando un nuevo sabor. Uf, muy ácido.
El control descontrolado se apodera de una. Pareces controlarlo, pero al igual que se multiplican los sentimientos se potencian los movimientos. La música se oye a ráfagas. Ahora me conviene escucharla y unas personas que no existen elevan mis brazos, me animan a bailar. Ya no, en este momento sólo quiero escuchar esos labios que con tanto peligro se acercan. La música ha desaparecido. Entonces el mundo se reduce a la excitación del tacto, a los mordiscos temblorosos de dos mandíbulas impacientes. Por fin te digo aquello que se me quedaba dentro. La última gota en la botella exprimida hasta precipitarse en nuestra conversación. Por fin escucho lo que necesitaba. Aun sin saberlo. Sé que lo que podía ser una conversación bizantina con otra persona, contigo marca un antes y un después. Un después del después. Mañana no me atreveré a repetírtelo, así que voy a gritártelo aprovechando que estamos tan cerquita del cielo. Mmm, gracias por ese beso que ha disuelto el matarratas. Claro, que comparado contigo incluso el chocolate me resulta asqueroso.
Las caricias me llevan a un mundo apartado en el que sobra la ropa y las miradas sorprendidas que nos rodean. AAAAAAHHHH! ¡Quiero gritar! ¡Quiero gritar! Te voy a… No, no es el momento. Algo de cordura se esconde en este cerebro alterado químicamente. Sé que no estoy bailando tan bien. He visto muchos anuncios. Sé que mis pupilas son más grandes que esos focos. Comprendo que me pregunten si tengo más de esto… Vaya, si fuese otra persona, si fuese la yo cuerda… Me daría pena. Pero hay que sentirlo… WOW! ¡Otra vez wow! Dios mío, esta mierda es buena y ha desatado mi hiper-yo.

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