sábado, 10 de mayo de 2008

EL TEATRO DE LA TRAGEDIA

La historia se repite, aunque el espectador no termina de acostumbrarse. Cambian algunas caras y la acción. El sentimiento es el mismo. El actor secundario pasa a ser actor principal y abandona el teatro haciendo mutis, dejando a su paso una pena imborrable. El "hasta pronto" se convierte en un "adiós" sin más punto y seguido que el de los recuerdos. En esta función no hay aplausos, como tampoco final feliz.