martes, 22 de noviembre de 2011

Good night, travel well

Hace frío, llueve y no saco el paraguas porque sé que tiene que ser así.  Es el maldito noviembre. Y da igual lo que hagamos. Llegamos tarde.
Las habitaciones  intentan ser azules pero son grises y ese color se apodera de mi forzado optimismo, es esa sensación de inevitablilidad la que contamina mi fuerza. Puedo distinguir perfectamente la línea del horizonte entre el asfalto madrileño y un cielo que se nos cae encima. Lo observo desde la ventana de tu nueva habitación, sin duda éste no es lugar para nadie ¿Por qué tiene que serlo para nosotros?
La verdad espera en una llamada, pero yo todavía no lo sé, y por eso utilizo esos "hasta mañana".

There's nothing I can say,
Nothing I can do now.
Good night, travel well.

domingo, 6 de noviembre de 2011

Los girasoles ciegos

Estoy pensando en Los girasoles ciegos. Y a la vez, en los girasoles ciegos, que esperan desorientados alcanzar algún rayo que les deje con vida, pero sobre todo, en lo que los desorienta: en ese sol que alumbra la escena y cuyo calor puede ser un enemigo tanto si se acerca como si se aleja. En su forma de deslumbrarlos, de cegarnos, de cegarse a sí mismo.

Maldito sea su deseo, su egoísmo, y su irresponsabilidad. Intenta deshojarnos. Pretende que nos giremos hasta quedar torcidos de por vida. Como ese cura y su insaciable acoso; ese indeseable deseo, esa seducción que sólo ve el que la busca y que es inevitable para quien no quiso despertarla. Un abuso que valiéndose de esa facultad cejadora se ejerce desde el púlpito, desde el poder. Y yo no alcanzo a comprender si se realiza conscientemente, pero entiendo que es culpable: porque seca a los girasoles estén o no ciegos.