lunes, 6 de marzo de 2006

DE VUELTA DE NUNCA JAMÁS


Surqué los mares del Sur en busca de un mundo mejor, con buenos piratas siempre dispuestos a abordar cualquier barco de chocolate que me sacase una sonrisa. Descubrimos que la Tierra era redonda y que habría que buscar entre estrellas, en un Universo infinito.
Llegamos a Nunca Jamás; el paraíso oculto. El lugar donde la mente de un niño neutraliza los problemas y los cambia por chucherías. Allí que con poquito (un puñao de sueños) podía hacer volar mi imaginación y mi cuerpo, necesitar menos que flexionar las rodillas para tocar la Luna.
Me bañe entre las turquesas aguas del mar y el celeste azul como una sirenita más y disfruté con los peces payasos que con una sonrisa me preguntaban mi nombre cada tres segundos.
Tuve que volver. Y lo hice sola. Allí se quedó mi niñez y mi vida pasada. Una nueva comenzaba, con nuevos abrazos y nuevos sellos que poner en el pasaporte. Nuevos corazones dentro de cuerpos alegres. Nuevos libros, tés y películas. Melodías que acompañarían cada instante de una vida. Y fotos, muchas fotos para hacer, mucha memoria por recorrer.
Aunque es cierto que todavía Peter Pan me despierta alguna noche y me cuenta sus historias. Pero todo parece ser un sueño pues por las mañanas él no está y yo estoy creciendo.